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El Bazar de Los Juguetes

viernes, 25 de junio de 2010

Historia enviada por Oscar Mármol - 10/4/2001

Allá por la década del 60, Rufino fue invitado a una prestigiosa radio, en la que un locutor lo había convocado a su programa para hacerle una entrevista de una hora, con preguntas relacionadas a la actividad artística de Roberto. Tuve el honor de acompañarlo y sentarme a la mesa de la entrevista. El reportaje se remontó a los comienzos de este niño prodigio, que estaba dotado de un color de voz tal, que los eruditos de la época mencionaban que era un instrumento más de la orquesta de Carlos Di Sarli. Hasta ese momento, el conductor ensalzaba las virtudes de Rufino. El cantante contestaba preguntas relacionadas con su actuación junto al maestro Carlos Di Sarli y su trayectoria posterior: Francini-Pontier, Miguel Caló, Troilo, etc… De pronto, el entrevistador hace un silencio y dispara una pregunta insólita: “Rufino, ¿usted tiene un solo pulmón, no?”. Y con un tono afirmativo continuó: “Porque se comentó que en la época de Di Sarli, durante una actuación tuvo un vómito de sangre, y Di Sarli lo mandó a operar. Usted después cantaba con un pañuelito en la mano y permanentemente se lo llevaba a la boca.” Rufino se quedó confundido ante la verborragia que aseveraba, tan contundentemente y con detalles como el del pañuelo, un hecho completamente descolgado del cuestionario de preguntas, que ya había sido pactado.

Fue una situación muy difícil. Roberto me miró y entendí que me pasaba la posta, por lo que salí al ruedo y, respetuosamente, le pregunté al locutor si me permitía contestar, cosa que aceptó. Le expliqué que si bien él podía tener razón, ya que era algo que yo desconocía, me llamaba la atención que nunca se hubiera mencionado un tema de semejante seriedad, pero en fin, todo podía ser… Le dije que tenía poco soporte la versión de un cantor con un solo pulmón, sencillamente porque jamás podría haber logrado colocar la voz como lo hacía Roberto. Le comenté que un profesor de canto me había explicado que en el tango "Cascabelito", que grabó con Carlos Di Sarli, el Nene daba un Si natural, registro poco escuchado entre los cantores de tangos. Le aseguré que con un solo pulmón jamas podría haber grabado "Ninguna" y "Nada" con el Gordo Pichuco, con esa frescura en la voz y esos silencios que hacía. Creo que no quedó muy convencido, porque seguía insistiendo con que a él le habían dicho …

Evidentemente, la entrevista no daba para más. Salimos elegantemente de aquella situación embarazosa, y yo me comprometí a averiguar cuánto había de verdad acerca del pulmón que le faltaba a Rufino y a hacérselo saber. Cuando salimos de laradio, intrigado, le espeté a Roberto (por supuesto, en broma): “Nunca me dijiste que tenías un solo pulmón…”. Se puso loco, porque pensó que yo me había creído la historia del pulmón, y me dijo: “Ya mismo te llevo a ver al doctor. que me atendía para que él te aclare”. Recuerdo que, como había pasado mucho tiempo, me pregunté si el doctor aún viviría. Roberto seguía hablándome: “…jamás me operé de nada. ¿Cómo me va a faltar un pulmón? Salvo que lo haya escupido sin darme cuenta”, me dijo con ironía. Se lo notaba molesto. Me dijo que ya mismo visitaríamos al dr. Pribluda, el médico que lo atendía desde la época de Di Sarli. Rufino deba por descontado que encontraríamos al doctor, por lo que pensé, dado que habían pasado muchos años, que nos encontraríamos con un persona mayor. Acepté su propuesta y allá fuimos, a ver al citado Dr. para aclarar el tema del pulmón.

Nos largamos un poco al boleo a la zona de Barracas, ya que Roberto no recordaba muy bien dónde vivía el médico. Lo cierto es que después de mucho dar vueltas, llegamos a la calle Bolívar al 1400. Recuerdo que llegamos a una casa antigua muy señorial, que Rufino tocó el timbre y que al rato apareció un anciano venerable, alto y delgado que, contento con la visita, nos hizo pasar y nos llevó directamente a una sala que otrora había funcionado como su consultorio. Por lo avanzado de su edad, supuse que el dr. Pribluda no ejercía más. Sin embargo, nos encontramos con un personaje de una lucidez extraordinaria, que reconoció inmediatamente a Roberto, y creo haber percibido un poco de emoción en su voz por la imprevista visita. Rufino me mandó al frente: le dijo al médico que yo creía que él tenía un solo pulmón y que por eso lo habíamos ido a visitar, para que me aclarara que eso no era cierto. El Doctor me miró fijamente, me invitó a acompañarlo hasta un antiguo archivo metálico que había en el consultorio, lo abrió y aparecieron las historias clínicas de sus pacientes. Sacó la de Roberto y me mostró las placas radiográficas de sus pulmones: no faltaba ninguno y jamás lo habían operado de nada. Intrigado, le pregunté si sabía cómo se había generado ese rumor y me dijo que sí.

La culpa la tenían los medios gráficos sensacionalistas de la época, que deformaron un episodio de poca trascendencia dado que Rufino era menor de edad, tenía diecisiete años, y le estaba prohibido actuar. Sucedió que Di Sarli actuaba en radio El Mundo un sábado a la tarde tarde. El "Chiquilín" Rufino siempre comenzaba su actuación cantando "Alma de bohemio", y el esfuerzo vocal que le demandaba esa introducción (“…peregrino y soñador…cantaaaaaar quiero mi fantasía….”) le provocó un vómito de sangre que preocupó a Di Sarli. Este consultó al doctor, quien después de hacerle una batería de estudios y análisis, aconsejó al Chiquilín descansar un par de meses en Alta Gracia para recuperarse, dado que tenía las defensas muy bajas, lo que había ocasionado el vómito de sangre. El maestro Di Sarli, que era como un padre para Roberto, hizo los arreglos y lo mandó a Córdoba, como su amigo médico le había sugerido. Pero, por supuesto, a la semana Rufino estaba de vuelta. El dr. Pribluda, ante la posibilidad de que se repitiera el hecho, le aconsejó tener siempre a mano el famoso pañuelito que los tangueros que tuvieron el privilegio de verlo con Di Sarli deben recordar. Eso sí era verdad.

Hasta aquí esta historia que no se compadece con el titulo de esta nota. Fue muy gratificante lo que ocurrió a continuación. Emocionado, el dr. Pribluda nos invitó a pasar a un living donde había un viejo piano, y le preguntó a Rufino: “¿Le contaste a tu amigo qué compusiste con Alberto Podestá en ese piano?” Roberto, muy suelto de cuerpo, dijo como restándole importancia: “Sí… compusimos el 'Bazar de los juguetes'." Yo me quedé de una pieza. Lo que había empezado como una visita médica para aclarar lo del pulmón, me llevó a haber estado en el lugar donde nació uno de los mas emotivos Tangos, cuya letra pertenece a Reinaldo Yiso. Este médico tanguero contribuyó, con su hogar y su piano, a dar forma a ese tango que interpreta como nadie Alberto Podestá: "El bazar de los juguetes".
Con afecto
Oscar Mármol
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