Surgido a comienzos de los 90, en esa irrepetible primavera que fue el renacimiento del tango, compartió una época con otros cantores como Alfredo Rubín o el Chino Laborde, algunos llegados desde el rock o de otras corrientes artísticas, pero siempre con espíritu de renovación.
Los cantores de tango de esa generación, un poco underground, buscaron un estilo personal, lo más lejos posible de los vicios de los cantores de tango impersonales e intercambiables, a riesgo de quedar fuera de la industria del entretenimiento.
El Cardenal no propone sin embargo una ruptura, por el contrario prefiere mantener el contacto con los cantores de antes, tomando como modelo al cantor nacional con guitarra, de Gardel a Rivero, pasando por Atahualpa Yupanqui. “Cuando yo empecé, me miraban raro cuando decía que cantaba tangos.
Se suponía que el cantante de tango era un nerd que había nacido adentro de una victrola. Hoy no nos miran raro porque superamos el prejuicio y mostramos que hay otras formas.”
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Carlos